Para qué explicar lo obvio... Unas palabrejas sobre lo cotidiano, desde la galaxia de los treinta, sin acritud (o no).
martes, agosto 08, 2006
Soy retrosexual
Por fin ha aparecido la corriente reacción a la metrosexualidad imperante. Estamos hartos de tanta crema de noche, tanta depilación de cuerpo entero, tanto perfilado de cejas, tanta ropa (carísima) de diseño cuidadamente descuidado, tanto peinado Studio Line, y tanta hostia. Los retrosexuales se reivindican en USA, desde el consumo. La publicidad dirigida a ellos aparece, y por tanto si compran es que existen. Yo, más allá de los cánones vigentes, mantengo pelo en el pecho (y a mucha honra: hasta mi madre me insinuaba que podría depilarmelo este pasado fin de semana), ciertos quehaceres de la vida que para otros son dogma como el gimnasio (adonde voy cuando me duele la espalda, y siempre ando diciéndome que debo marcarme una rutina), la peluquería (cuando me molesta el pelo o debo peinarlo demasiado me planteo una rapadilla) o las tiendas trendy (el timo de las misas) me dan grima y no me considero un gañán. Me gusta ver tiendas de ropa deportiva, de coches y de motos (con especial debilidad por las que pesan más de 150 kg.). La cerveza es la bebida que me apetece fuera de horario laboral (en el que tengo la concesión de coca cola light), si sudo tomo agua, no agua con sabor a maracuyá ni a mango (para mango el mío), como mucho a cloro. Me gusta ir a comer a sitios donde las raciones no sean para chihuahuas anémicos, para que cuando salga no tenga el impulso de buscar instintivamente con la mirada un fast food. Cuando voy al cine, quiero espectáculo y palomitas, con personajes más chulos que un ocho (tíos o tías, me da igual), no cine iraní o chino introspectivo. Me pasma que cada vez haya más mujeres por todas partes pegando gritos sin criterio, y los hombres vayamos o como medio acojonaos, o pegando hostias por inseguridad latente. ¡Salgamos del tigre! Somos y seremos retrosexuales, y estamos hasta la p... de tanta tontería.
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4 comentarios:
Hola.
He pasado por tu blog y me ha llamado la atención tu post.
Estoy viviendo de cerca el cambio radical que está sufriendo alguien de mi entorno.
Sinceramente aún no tengo claro si hacia la anorexia , la metrosexualidad o ambas.
Realmente no se discernir si es una enfermedad del siglo XXI ,o existió siempre.
Bueno un voto de mi parte a la "Retrosexualidad".
Un saludo.
Querida amiga: hay que tener cuidado con esto de la metrosexualidad, porque el consumismo y el exceso de celo en la imagen son sintomas en si mismos. La anorexia (que siempre existió como alteración de la imagen percibida del cuerpo de uno mismo) es un problema más serio, que requiere de un apoyo profesional, puesto que es un camino que puede llegar a no tener retorno. Gracias por tu voto en lo retrosexual: brindaré con birra con los colegas esta tarde por la conversión a esta fe verdadera, y espero tu apoyo y proselitismo.
Hola Dr. F:
Después de leer tu " Soy retrosexual" me pregunto si todos esos tópicos que enumeras son realmente lo que piensas o, como yo me supongo, detrás de ese hombre de pelo en pecho que solo admite cervezas de los amigos hay algo más.
Ah!! No todo el mundo pertenece a una tribu... yo creo que las personas somos diferentes, y hablar de metro, retro...sexuales es simplificar mucho, eso son cosas de publicidad, ventas y revistas del corazón.
Querid@ Anonymous:
Un bonito anuncio dice que no podemos vivir sin hacer listas. En este caso, posicionarse es mirar de clasificarse dentro de un conjunto de tópicos, que es lo que entiende la sociedad (catalanes agarrados, andaluces holgazanes, madrileños prepotentes, vascos brutos...) Lo cierto es que la vida ya no es sueño, como dijo Calderón. Ahora es marketing, y el tal escritor seria creativo de una agencia internacional, mirando de entender por qué la gente se comporta de la forma que lo hace, para aprovechar esas tendencias en su favor. Lo importante no es la independencia, es la pasta que mueve. Somos individuos en busca de un colectivo que nos acoja... y tu ¿de quién eres?
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