El clarividente Profesor K, desde su atalaya de Kazajstán, me ha pillado (aunque solo a medias) añadiendo contenidos recibidos por email, y mostrándolos como síntoma de mi decadencia blogcreativa. Pero reflexionemos: ¿No es acaso cierto que en el fondo todos admiramos a aquellos que en sus horas libres (los menos) o de trabajo (la mayoría) se dedican a redactar y/o transcribir monólogos televisivos y/o radiofónicos a mayor gloria del email, para lanzarlos al pozo sin fondo de su red de contactos -directos o no-? Desde que tengo email que vengo recibiendo miles de emails de contenido jocoso/erotico/festivo que no deben perderse en el anonimato de mi bandeja de entrada: son patrimonio kultural de la humanidad (con minúscula). Hasta llegué a colapsar mi cuenta personal en cierta empresa con un llamamiento a la insurrección por una subida de la gasolina, cuyo mensaje se "atravesó" en la bandeja de salida (es lo que pasaba si hacias un envio masivo a 200 personas). Lo pasé tan mal imaginando una respuesta al webmaster de cómo y por qué estaba colapsado el mail, que bajé el número de receptores (que no de emails). Por eso mis amigos y conocidos evitan darme su email habitualmente. No lo entiendo...
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