He visto la luz este fin de semana, sentado ante una paella a pié de playa, a la sombra y sin empujones. ¿Qué puede tener más valor para los de mi generación (alejados de la metrosexualidad sin caer en la zafiedad, camino de la estabilidad profesional y personal, cada vez más cerca de la obesidad y bebedores de vino vocacionales en vez de botelloneros compulsivos) que oír de uno de los nuestros sitios por descubrir? Empezaré pues este recordatorio compartido de vivencias gastronómicas:
MIRALL D'ESTIU, ubicado en la Playa Larga de Tarragona es la fusión del concepto chiringuito (sus dueños gobernaron durante años la mítica Sardina de Plata, chiringo especializado en la citada sardina de Tarragona a la plancha con ajo y perejil, plato a catar de su carta) y el concepto restaurante de tapas de lujo, sin caer en la vulgaridad ni el guirismo (ni sangrias peleonas ni congelados). Eso sí, imposible sin reserva disfrutar de una paella (La Paella) a pié de playa, o de los chipirones, sardina a la plancha (en temporada, no parrochas sino sardina-sardina), o de los platos de su carta de corte tradicional (ojo a las "llescas", tostadas tamaño XXXL). La carta de vinos está por encima de la media sin derroches (el vino de la casa es Extrisimo Bach, pero cuentan con Riojas, Costers del Segre y el sempiterno Enate, además de una carta de blancos comercial). Los postres son poco trabajados, todo helados de marca, pero estamos hablando de un chiringuito Grand Class, no hay que forzar la máquina en esto si quieres tumbarte en la playa a digerir el atracón. Precio medio por persona: 20 euros (existe un menu degustación por ese precio, resultón si consigues mesa y no te pueden ofrecer arroz).
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