jueves, febrero 23, 2006

Al buen ladrón del Gaiexample barcelonés


Como decía Sabina, a veces el diablo va y se pone de tu parte. Siguiendo su tradición de la canción "pacto entre caballeros" de la que sale el mencionado verso, le debo una al chorizo que la noche del lunes pasado me robó el cofre de la Scoopy. La dejé aparcada por desidia, por pereza, por lo que sea, en Diputación con Balmes. Al dia siguiente, la amputación del cofre con su contenido fué un fuerte golpe. Adiós a la ropa del gimnasio (pulsómetro seminuevo y zapatillas de ciclista no estrenadas incluídas), a los papeles de la moto (otra sin papeles en Barcelona) y a un certificado de nacimiento de mi tio que había tardado semanas en conseguir. Asqueado con el choriceo urbano, me quedó solamente una pieza rota de plástico, una de las patas que aguantaban el cofre, que guardé para el recuerdo de un mal momento. Lo conservo en el despacho. El diablo jugó de mi lado, porque como defiende el Maestro Pérez-Reverte, hay un código del hampa: el sábado recibí un grueso sobre de correos en casa, que contenía todos los papeles perdidos, con una nota de la funcionaria de correos responsable de este tipo de envíos. Al parecer, cuando se deposita documentación en un buzón, tienen la obligación y buen gusto de hacerlo llegar a su propietario. Quiero creer, con ese sentido xenófobo de la vida, que el ladrón es nacional, no la estirpe de malandrines importados, y sabe lo complicado que es esto de renovar las documentaciones. O quizá es de fuera, que esos sí que saben lo mal que está lo de los papeles... Sea quien sea, gracias por el gesto de no recrearse en la suerte de varas, tras el palo que será renovar mi fondo de armario deportivo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
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