Maticemos el título: hablemos de los problemas con las mujeres como género. Mis andanzas pertenecen a la leyenda, puesto que su lejanía las reviste de un tinte heróico, casi épico, digno de ser contado en un foro con el alcohol de notario y la noche de decorado, sin luz ni taquígrafos. La tradición oral ha magnificado conversaciones, miradas y gestos hasta el punto que el verano del 95 parece para mis colegas (y para mí como parte de la tribu) una mezcla de Porkys, Fiebre del sábado noche y Ran de Kurosawa.
La mujer es un ser lábil que se esfuerza en hacernos creer en la rectitud de su conducta y voluntad, y lo mal que lo hacemos todo. Parece una frase de San Escribá de Balaguer (como dicen ellos), pero no lo es. Dicho de otro modo: ¡¡¡están todas locas!!!. La bibliografía así lo demuestra (monólogos de El Club de la Comedia, la Biblia en diversos episodios, Cosmopolitan...).
La mejor forma de combatir sus fobias hacia uno como ser humano que les ha tocado soportar es convenciéndolas de la simplicidad del hombre y su manifiesta inferioridad en temas que no nos son propios, a saber:
- uso de aparatos electrodomésticos (solo un ingeniero postgraduado puede entender que el programa para la ropa negra no delicada de algodón debe ser diferente del de la ropa negra delicada de algodón),
- rebajología o tiendología (sectas que derivan de la religión del consumismo salvaje como los limones del Caribe),
- cultura de interés general (derivada del mundo del corazón: ¿para cuándo en las oposiciones un temario sobre prensa rosa? porque por la tele hay cantidad de créditos de formación emitidos diariamente).
En un próximo capítulo tocaremos la implementación de esta estrategia. Mientras, me voy a bajar la ropa del tendedero.
2 comentarios:
Sobre Ran y la actividad nocturna, a nadie se le escapa que la noche es (era para un viejo samurai) una batalla por hacerse con alguna pieza. Un maravilloso tratado denominado "manual para ligar en entornos convencionales" mostraba el ars amandi o arte del ligoteo como una guerra, secuenciada en diferentes estados. En este sentido, la estética de Kurosawa en las batallas fratricidas del rey Lear nipón, con sus despliegues, sus colores, su ruido... se acercan bastante a lo que sucede en cualquier zona de marcha (ahora finamente llamadas lúdicas, que no lúbricas) un sábado o incluso jueves (gaudeamus igitur...) noche. Si Sun Tzu levantara la cabeza... igual se hacia metrosexual, asi que mejor recordarlo como el unificador de China.
Lo de la inferioridad es casi un arte marcial: es ser flexible como el junco que sobrevive al huracán (aunque sea en el Caribe), frente al ser duro como el roble, que se vé volar por oponerse. Es mejor no saber que saber demasiado... pero en cualquier caso escuchar no sirve si no saben que escuchas. Este blog empieza a ser irritantemente Shao-linesco, asi que mejor cambio de tercio.
Sobre el titulito, evidentemente en nuestro momento álgido el loco del Clot era lo más de lo más y merece un homenaje como troglodita anónimos que somos. También es coetánea Kim Basinguer, que nos hizo flipar con la versatilidad de una nevera, las posibilidades de una aburrida sesión de diapositivas o un callejón un día de lluvia, y que merece una retirada mejor que la que otros mitos eróticos tuvieron (debería dejarlo en L.A. Confidential, donde lo borda, y seguir con los papeles de mami de adolescente problemático teñido de rubio). No me atrevo a decir que haya querido homenajear a Maestros como el Sr Edwards o el Gran Truffaut, pero gracias por hacerlo tu en mi nombre. A ver si con suerte me sale un título Alleniano y ya puedo dejar el blogging...es broma ;D
Ooops, lo de Clerks... bueno, mítico, pero me ha parecido siempre una precuela de la (gran) vida de Tarantino antes de ser famoso. Lo ¿curioso? es que haya generado esa devoción aún y desnaturalizándose la esencia original en las secuelas y sagas que ha generado (Bob el Silencioso & Co). Podríamos volver al comentario que tu mismo, Profesor Kazajo, aplicabas al mercado de la música de consumo masivo: Una vez se tiene el modelo original e independiente, cómpralo, replícalo y sácale el máximo de pasta posible (American Pie, Matrix, etc). Solo salvaría de esta fábrica de pasta a Austin Powers, que no engaña a nadie con sus intenciones, y vá a más en cada una de las películas con su humor grosero pero delirante, con guiones seguramente fruto de sesiones lisérgicas que deben ser mejores que las mismas películas.
Publicar un comentario