MEX & CAL es un ya añejo restaurante mejicano ubicado en pleno Eixample izquierdo de Barcelona, en Aribau casi con Aragón. Su carta es un dechado de virtudes de cocina de fusión mejicana, pero no se pierden las raíces en aras del populismo que otros exhiben: creo que desde mi estancia en México no recordaba un guacamole tan auténtico. Los nachos son poesía para los sentidos para los que gozamos de la comida o incluso para los que no (qué lejos de la aberración que dan como nachos en los cines, con un cheddar pintado de naranja y todo servido en un pedazo de plástico). Poesía XXL, eso sí... Los tamaños son lo que prometen, y es muy recomendable hacer caso a los amables camareros en sus sugerencias (sobre todo con acompañantes de bajo calado). La cerveza mejicana va mas allá de la Coronita (o Sol), pero tampoco sin experimentos. La quesadilla es como un sandwich mixto de masa de torta de maíz pero con queso de verdad y sin jamón. Si vais cuatro, tiraros de cabeza al festival de fajitas: divertido y recomendable. La Calidad de la oferta y el servicio hace sentir cómodo, si bien no es un lugar con sillas y mesas amplias (para un tipo de 1,86 y un Indice de Masa Corporal mayor que 28 -sobrepeso- como yo esto es bastante importante). Preguntar también en
los postres: el Diablo nosequé es un brownie de chocolate brutal, y el tequila reposado es una delicia. Eso sí, no tienen ron Pujol para carajillo... es triste ser tan autóctono y valorar tanto un ron que solo sirve para esto, por su alcohol y melaza, pero son muchos años...
Para qué explicar lo obvio... Unas palabrejas sobre lo cotidiano, desde la galaxia de los treinta, sin acritud (o no).
miércoles, agosto 31, 2005
Guia para coetáneos (2): La Taula Rodona
LA TAULA RODONA es un restaurante de la C/La Nao de la parte vieja de Tarragona, una colateral de la calle Mayor, la que conduce a la Catedral desde la parte nueva de la ciudad. El marco es muy apropiado para un restaurante de corte rústico, cuyo valor principal es el dominio de la brasa que se hace desde el fuego perenne que preside el lugar. Sus platos estrella tienen el componente ígneo como origen: carne a la llosa (a la piedra), brochetas espectaculares, cordero, conejo o pollo a la brasa, se adornan con patatas al caliu adornadas con allioli, tomate escalivado y champiñones. Los primeros son de corte tradicional, pero con calidad en el origen de los componentes y su manufactura. La escalivada es un lujo para los sentidos, sin descartar las sempiternas llescas. Los vinos son como deben ser, contundentes, y Raimat tiene una fuerte presencia (y ajustado precio): deseable el Tempranillo para un buen desengrasado por 12 euros la botella, mas allá de Riojas y Riberas. Si hay suerte ampliarán a vinos de Montsant, la D.O. vecina de Priorat y que ofrece Calidad a precios razonables. Una buena sentada (compartiendo esqueixada de bacalao, creativa pero amplia), con pan de payés tostado (como acompañamiento, con ajo y tomate para untar), un segundo con garantías (carne a la brasa) y culminar con un tradicional postre de músico (frutos secos y moscatel, muy recomendable) sale por menos de 20 euros por persona. No admite competencia por precio. Rematar el tema con un buen carajillo de ron y un Chartreuse verde es un plus que vale la pena pagar.
Guia para coetáneos (1): Mirall d'Estiu
He visto la luz este fin de semana, sentado ante una paella a pié de playa, a la sombra y sin empujones. ¿Qué puede tener más valor para los de mi generación (alejados de la metrosexualidad sin caer en la zafiedad, camino de la estabilidad profesional y personal, cada vez más cerca de la obesidad y bebedores de vino vocacionales en vez de botelloneros compulsivos) que oír de uno de los nuestros sitios por descubrir? Empezaré pues este recordatorio compartido de vivencias gastronómicas:
MIRALL D'ESTIU, ubicado en la Playa Larga de Tarragona es la fusión del concepto chiringuito (sus dueños gobernaron durante años la mítica Sardina de Plata, chiringo especializado en la citada sardina de Tarragona a la plancha con ajo y perejil, plato a catar de su carta) y el concepto restaurante de tapas de lujo, sin caer en la vulgaridad ni el guirismo (ni sangrias peleonas ni congelados). Eso sí, imposible sin reserva disfrutar de una paella (La Paella) a pié de playa, o de los chipirones, sardina a la plancha (en temporada, no parrochas sino sardina-sardina), o de los platos de su carta de corte tradicional (ojo a las "llescas", tostadas tamaño XXXL). La carta de vinos está por encima de la media sin derroches (el vino de la casa es Extrisimo Bach, pero cuentan con Riojas, Costers del Segre y el sempiterno Enate, además de una carta de blancos comercial). Los postres son poco trabajados, todo helados de marca, pero estamos hablando de un chiringuito Grand Class, no hay que forzar la máquina en esto si quieres tumbarte en la playa a digerir el atracón. Precio medio por persona: 20 euros (existe un menu degustación por ese precio, resultón si consigues mesa y no te pueden ofrecer arroz).
MIRALL D'ESTIU, ubicado en la Playa Larga de Tarragona es la fusión del concepto chiringuito (sus dueños gobernaron durante años la mítica Sardina de Plata, chiringo especializado en la citada sardina de Tarragona a la plancha con ajo y perejil, plato a catar de su carta) y el concepto restaurante de tapas de lujo, sin caer en la vulgaridad ni el guirismo (ni sangrias peleonas ni congelados). Eso sí, imposible sin reserva disfrutar de una paella (La Paella) a pié de playa, o de los chipirones, sardina a la plancha (en temporada, no parrochas sino sardina-sardina), o de los platos de su carta de corte tradicional (ojo a las "llescas", tostadas tamaño XXXL). La carta de vinos está por encima de la media sin derroches (el vino de la casa es Extrisimo Bach, pero cuentan con Riojas, Costers del Segre y el sempiterno Enate, además de una carta de blancos comercial). Los postres son poco trabajados, todo helados de marca, pero estamos hablando de un chiringuito Grand Class, no hay que forzar la máquina en esto si quieres tumbarte en la playa a digerir el atracón. Precio medio por persona: 20 euros (existe un menu degustación por ese precio, resultón si consigues mesa y no te pueden ofrecer arroz).
sábado, agosto 27, 2005
Despedida de soltero
A una semana escasa de mi enlace matrimonial (salvo que lo de la preparación no siga por buen camino -aunque no tengo claro qué camino es bueno o malo, lo que merece un comentario aparte es el drama que representa para la pareja ponerse de acuerdo en algo tan protocolario: no me extraña que se rompan relaciones en este tramo de la relación-), no me queda más que marcarme mi despedida de soltero blogera: Me ha gustado el blog flickrlicio.us, donde se puede ir calentando el tema... eso sí, con sensibilidad artística, y saltando las barreras de donde me conecto (al menos de momento), pero son remarcables flickrbooty y flickrbabes , como con rigor nos informa error500. A ver si alguien de los que me lee (que somos cuatro gatos asomándonos a esto), puede aportar sites similares, y contribuír a alegrar las últimas jornadas del condenado...
lunes, agosto 22, 2005
Por qué los americanos trabajan más horas (C) RAMON AYMERICH La Vanguardia, 21/08/2005
En 30 años, el tiempo de trabajo ha bajado drásticamente en Europa. La respuesta sindical a las crisis de los setenta y ochenta, bajo el influjo del mayo del 68, generó la estrategia de reducir horarios
¿Por qué los europeos trabajan menos horas que los estadounidenses? La respuesta, aunque a algunos pueda parecer obvia e incluso políticamente incorrecta, es objeto desde hace una década de un amplio debate entre los economistas, polarizado entre los que se inclinan por las motivaciones fiscales y los que lo imputan a causas de carácter cultural. Un reciente estudio de tres economistas para el Centre for Economic Policy Research (CEPR) sostiene que la predisposición de los europeos a trabajar menos horas obedece a la mayor presencia de sindicatos en sus economías y a la estrategia desarrollada por estas organizaciones después de los hechos del mayo del 68.
Los defensores de la hipótesis cultural contraponen la propensión europea hacia el ocio con el puritanismo calvinista de Estados Unidos, que históricamente impulsó la supresión de las grandes fiestas religiosas del calendario laboral. La hipótesis fiscal - esquemáticamente, a mayor impuesto sobre la renta, menos horas de empleo- funciona sólo a la hora de explicar la incorporación de la mujer al mercado de trabajo. Pero ambas hipótesis fracasan a la hora de explicar por qué hasta principios de la década de los setenta, estadounidenses y europeos trabajaban el mismo número de horas - e incluso alguna más en el Viejo Continente-. En EE. UU. se trabaja hoy una media de 46 semanas anuales frente a las 40 de países como Francia y Alemania. ¿Qué ha ocurrido en estos treinta años?
"La respuesta al interrogante reside en la mayor sindicalización de las economías europeas y en los efectos que sobre su estrategia tuvieron los hechos del mayo del 68 en Francia y Alemania y del Autunno Caldo de Italia en 1969", explica Alberto Alesina, autor del estudio junto con Edward Glaeser y Bruce Sacerdote. "Cuando los sindicatos tuvieron que hacer frente a las crisis de los años setenta y ochenta, respondieron con una estrategia basada en el reparto del trabajo resumida en el trabajar todos, trabajar menos". Y añade: "En las economías europeas, los sindicatos de sectores e industrias en declive tratan de garantizar su base de afiliados para mantener así su poder". Lo que sirve para sectores concretos acaba por arrastrar al resto de la economía y tener una amplia repercusión: si el vecino o el familiar hacen menos horas, por qué no yo. Si el vecino hace vacaciones en agosto, yo también.
Las políticas de reducción del tiempo de trabajo pueden no haber servido para crear más empleos - al menos no hay datos empíricos sobre su efectividad-, pero han sido determinantes en la creación de las infraestructuras europeas vinculadas al turismo de masas. De hecho, las vacaciones estivales explican hasta un 80% del diferencial de horas trabajadas en uno y otro lado del Atlántico. Del mismo modo, "trabajar más o menos horas no es algo innato, pero sólo una sociedad sindicalizada y regulada puede dar respuesta a este deseo", razonan los autores.
Las economías europeas están mucho más sindicalizadas que la norteamericana. En Estados Unidos el número de trabajadores asalariados con convenio colectivo es inferior al 20%. En el norte de Europa, supera el 80%. En Europa, el sindicalismo alcanzó su cenit a finales de los setenta para iniciar un suave declive. En Estados Unidos ese declive ha sido más pronunciado y tiene su actual expresión en la crisis de la antaño poderosa AFL-CIO. La segmentación racial y la mayor estabilidad - Europa sufrió en el siglo XX dos guerras mundiales- han hecho de la sociedad norteamericana un lugar más inhóspito para el sindicalismo. También el marco político ha influido. El sistema de elecciones proporcional europeo ha permitido a la izquierda socialista - más proclive a las tesis sindicales- acceder a los parlamentos mucho más que en el federalizante sistema norteamericano. De ahí que en casos como en Francia, la reducción del tiempo de trabajo haya sido primada por ley.
En cualquier caso, el modelo de ocio europeo - vacaciones de cuatro semanas, menos horas semanales- parece muy arraigado. "Los europeos parecen felices de trabajar menos. Si han internalizado o no el efecto que eso pueda tener con respecto a sus competidores es otra cosa", afirma Alesina, quien advierte que "el estudio no analiza si esto influye en el menor crecimiento europeo". ¿Qué opinan los sindicalistas de ello? "Para nosotros, lo importante es cuánto se trabaja en realidad, que es bastante más de lo que dicen las cifras oficiales", explica Manel Garcia Biel, portavoz de CC. OO. en Catalunya (España, de hecho, tiene una media de horas trabajadas superior a la del resto de los países europeos). "Nuestra política seguirá siendo la de reclamar una reducción horaria para disminuir el desempleo y al tiempo ganar productividad".
¿Por qué los europeos trabajan menos horas que los estadounidenses? La respuesta, aunque a algunos pueda parecer obvia e incluso políticamente incorrecta, es objeto desde hace una década de un amplio debate entre los economistas, polarizado entre los que se inclinan por las motivaciones fiscales y los que lo imputan a causas de carácter cultural. Un reciente estudio de tres economistas para el Centre for Economic Policy Research (CEPR) sostiene que la predisposición de los europeos a trabajar menos horas obedece a la mayor presencia de sindicatos en sus economías y a la estrategia desarrollada por estas organizaciones después de los hechos del mayo del 68.
Los defensores de la hipótesis cultural contraponen la propensión europea hacia el ocio con el puritanismo calvinista de Estados Unidos, que históricamente impulsó la supresión de las grandes fiestas religiosas del calendario laboral. La hipótesis fiscal - esquemáticamente, a mayor impuesto sobre la renta, menos horas de empleo- funciona sólo a la hora de explicar la incorporación de la mujer al mercado de trabajo. Pero ambas hipótesis fracasan a la hora de explicar por qué hasta principios de la década de los setenta, estadounidenses y europeos trabajaban el mismo número de horas - e incluso alguna más en el Viejo Continente-. En EE. UU. se trabaja hoy una media de 46 semanas anuales frente a las 40 de países como Francia y Alemania. ¿Qué ha ocurrido en estos treinta años?
"La respuesta al interrogante reside en la mayor sindicalización de las economías europeas y en los efectos que sobre su estrategia tuvieron los hechos del mayo del 68 en Francia y Alemania y del Autunno Caldo de Italia en 1969", explica Alberto Alesina, autor del estudio junto con Edward Glaeser y Bruce Sacerdote. "Cuando los sindicatos tuvieron que hacer frente a las crisis de los años setenta y ochenta, respondieron con una estrategia basada en el reparto del trabajo resumida en el trabajar todos, trabajar menos". Y añade: "En las economías europeas, los sindicatos de sectores e industrias en declive tratan de garantizar su base de afiliados para mantener así su poder". Lo que sirve para sectores concretos acaba por arrastrar al resto de la economía y tener una amplia repercusión: si el vecino o el familiar hacen menos horas, por qué no yo. Si el vecino hace vacaciones en agosto, yo también.
Las políticas de reducción del tiempo de trabajo pueden no haber servido para crear más empleos - al menos no hay datos empíricos sobre su efectividad-, pero han sido determinantes en la creación de las infraestructuras europeas vinculadas al turismo de masas. De hecho, las vacaciones estivales explican hasta un 80% del diferencial de horas trabajadas en uno y otro lado del Atlántico. Del mismo modo, "trabajar más o menos horas no es algo innato, pero sólo una sociedad sindicalizada y regulada puede dar respuesta a este deseo", razonan los autores.
Las economías europeas están mucho más sindicalizadas que la norteamericana. En Estados Unidos el número de trabajadores asalariados con convenio colectivo es inferior al 20%. En el norte de Europa, supera el 80%. En Europa, el sindicalismo alcanzó su cenit a finales de los setenta para iniciar un suave declive. En Estados Unidos ese declive ha sido más pronunciado y tiene su actual expresión en la crisis de la antaño poderosa AFL-CIO. La segmentación racial y la mayor estabilidad - Europa sufrió en el siglo XX dos guerras mundiales- han hecho de la sociedad norteamericana un lugar más inhóspito para el sindicalismo. También el marco político ha influido. El sistema de elecciones proporcional europeo ha permitido a la izquierda socialista - más proclive a las tesis sindicales- acceder a los parlamentos mucho más que en el federalizante sistema norteamericano. De ahí que en casos como en Francia, la reducción del tiempo de trabajo haya sido primada por ley.
En cualquier caso, el modelo de ocio europeo - vacaciones de cuatro semanas, menos horas semanales- parece muy arraigado. "Los europeos parecen felices de trabajar menos. Si han internalizado o no el efecto que eso pueda tener con respecto a sus competidores es otra cosa", afirma Alesina, quien advierte que "el estudio no analiza si esto influye en el menor crecimiento europeo". ¿Qué opinan los sindicalistas de ello? "Para nosotros, lo importante es cuánto se trabaja en realidad, que es bastante más de lo que dicen las cifras oficiales", explica Manel Garcia Biel, portavoz de CC. OO. en Catalunya (España, de hecho, tiene una media de horas trabajadas superior a la del resto de los países europeos). "Nuestra política seguirá siendo la de reclamar una reducción horaria para disminuir el desempleo y al tiempo ganar productividad".
miércoles, agosto 17, 2005
Qué grande es el fútbol...
Como flamante poseedor del canal de pago por excelencia, el Plus, (regalazo de cumpleaños donde los haya) ahora sabré realmente lo que es bueno: estoy deseando que empiecen las competiciones de verdad: NBA, Ligas de Fútbol y Champions League. No nos engañemos: aunque el fútbol ya no sea como antes (como decía un acertado comercial de Audi de hace unos años), es una pasión global. Sus tópicos nos ayudan a sobrevivir, son el circo con pan del siglo XXI, el opio del pueblo para grandes y pequeños, levanta tanto pasiones como odios por él, con él y en él. Y el caso es que no es tan malo como se mantiene en algunos foros: médicamente es bueno para el desarrollo de los niños, según un estudio publicado en la revista del American College of Sports Medicine...por investigadores españoles, sobre niños españoles. Está además el impacto social, autoestima, juego en equipo, competitividad, y el desarrollo psicológico que conlleva. Por mi parte, he de decir que solo hay una cosa que una más que una misma afición por un equipo: una rivalidad futbolística. Siempre hay algo de lo que hablar, y dá idea del nivel de madurez del interlocutor (hay grandes sorpresas).
martes, agosto 09, 2005
La Creación (con mayúsculas) vs la Evolución de las especies (también con mayúscula)
Del mismo modo que viendo los documentales del National Geographic se nos muestran a veces especies que son considerados fósiles vivientes en maravilloso estado de salud, merecen ser vistos los esfuerzos en la web de los creacionistas para propagar sus ideas. Más allá de las ideas están los medios empleados: desde hace años en publicidad para niños se han saltado las barreras éticas (los dibujos animados en publicidad, que animan al consumo desde antes de tener uso de razón son una vergüenza, tanto o más que la publicidad de tabaco y alcoholes en los mass media), y a mí aún me sorprende ver que los integrismos emplean las mismas técnicas: formato comic. Afortunadamente he encontrado el contrapunto cínico-tecnológico para seguir "palante": el post "Museo del Creacionismo" de Microsiervos: así sí hay quien viva...
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